lunes, 22 de septiembre de 2014

Ad kalendas Graecas



No he usado una de las muchas expresiones que me enseñaste, he querido usar una de las pocas que pude compartir contigo y ver en tu mirada el brillo de la ilusión que te producía compartir esos momentos.

Esos momentos y ese brillo me iluminaba, hay personas que presumen de ser inteligentes, haciéndote sentir incómodo, y otros que comparten su sabiduría para que no exista esa molesta barrera. Quizás esas personas son la misma, pero en circunstancias cambiadas.

Yo no te conocí como profesor, por eso atendía tus lecciones con más interés, con el cariño que provoca la edad y la admiración por todo lo que sabías y estabas dispuesto a compartir con quien te mostrara la atención que merecías.

Y vaya si lo tenía, pero no era asiduo en el blog, yo siempre he sido de atender en clase, y poner a prueba la retentiva. He tenido el privilegio de vivir las lecciones presenciales, cualquier momento era bueno para ello porque eras de verbo fácil en estas cuestiones.

Conectamos con facilidad, yo quería escuchar, ¡y tú tenías tanto que decir! Y cuando no encontraba la ocasión, yo te buscaba, si o si, para que me rectificaras, cualquier pretexto era bueno para sentirme uno de tus pupilos.

Gracias por ser tantas cosas a la vez, por darme lo más maravilloso que he tenido nunca (y que como sabes bien y tantas veces te he dicho cuidaré, ahora no sólo por mí, sino también por ti).

Mariano, magister et pater familias, no sabes cuánto te voy a extrañar, pero quiero que sepas que vivirás en nosotros para siempre, porque cada día te recordaremos y transmitiremos tu legado, para que seas eterno, con la mejor de las sonrisas.

Te prometo que eso sólo dejará de ser así ad kalendas Graecas, y ya sabes lo difícil que puede resultar eso.

El latín no ha muerto , ¡ viva Mariano Marín!

sábado, 6 de septiembre de 2014

Los Antípodas


El viaje al centro del lenguaje que supuso la creación de este blog, ha dado un giro inesperado el 02 de Septiembre de 2014, en él, se ha llevado para siempre a una persona excepcional, el autor de este blog. El destino ha sido cruel y en un suspiro ha apagado de golpe la inquietud acumulada en sus 83 años de vida.

Don Mariano se nos ha ido privándonos de más de 400 artículos que tenía preparados en su cabeza. Ese material, como el lo definía, nunca más podrá incorporarse a este blog, un dolor que me corroe por dentro sobremanera, como hijo suyo e incitador de que todo lo que sabía, lo compartiese con el mundo. 

Gracias a sus ganas de vivir, Don Mariano escribió durante noches enteras cuantiosos manuscritos repletos de frases y pasajes que le llamaban la atención en sus lecturas. Adicto a los libros, dijo que moriría comprando libros, algo que se hizo efectivo, cuando en su último día, recibió sus dos últimos ejemplares, los cuales no pudo abrir. 

La corrección del lenguaje era su otra pasión, se preocupó mucho en dejarnos largas discusiones, críticas y recomendaciones que retumbarán en nuestras mentes el resto de nuestros días. Una de ellas, y por antonomasia, la más repetida en las reuniones familiares, era el uso de la palabra Antípodas. Más bien se trataba de una obsesión por la naturaleza masculina de la palabra y su constante uso mediante el género femenino. Cada vez que escuchaba o leía "las Antípodas", repetía lo que lamentablemente no he podido mostrarle en vida, pero que recoge la Wikipedia en su definición:
En Geografía, el antípoda o los antípodas (del griego anti: "opuesto" y pous, podós: "pie, del pie") es el lugar de la superficie terrestre diametralmente opuesto a otro lado de una posición en particular; es decir, el lugar de la superficie terrestre más alejado. Según el diccionario de la Real Academia Española (RAE), el DRAE, un antípoda o perieco es un habitante del globo terrestre que, con respecto a otro, mora en un lugar diametralmente opuesto.
Esta definición la repitió de forma ardua en cumpleaños, celebraciones, reuniones familiares y siempre que la leía o escuchaba en los medios. Tampoco sabré nunca si conocía el poema de Rubén Tejerina titulado "Antípodas", el cual comparto como homenaje a mi Padre, una persona especial apasionada por el Latín y el lenguaje.


In Memoriam

Don Mariano

Esto es un homenaje a Mariano Marín Casero, una persona muy especial, de parte de su esposa, hijos y nietos.

Eram quod es, eris quod sum


PD: Antes de irse descubrió que su libro de referencia por excelencia, el María Moliner, había aceptado la acepción en femenino "Las antípodas".